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Vermut y Tapas

un paseo por el arte de tomar el vermut como un auténtico local

Bunny, vamos a ponernos serios. Bueno, serios a lo catalán: con una copa de vermut en la mano y una tapita al lado. ¿Sabías que el vermut es mucho más que una bebida? Es casi una religión aquí en Barcelona. Se trata de esa pausa gloriosa antes de comer, un ritual de fin de semana que combina lo mejor de dos mundos: beber y picar. ¿El plan? Encontrar un rincón con carácter, pedir un vermut bien frío, y dejar que el tiempo pase sin prisa. Y no te preocupes, que te tengo cubierto: hoy te voy a llevar a las mejores vermuterías de la ciudad. No esperes rollos turísticos, aquí vamos a lo auténtico. ¿Preparado? Vamos allá.

Pero antes, ¿de dónde viene esta maravilla?

Un pequeño paréntesis cultural, porque si vas a beber vermut, más vale que lo hagas con algo de conocimiento. Resulta que el vermut nació en Italia, allá por el siglo XVIII, como un vino aromatizado con hierbas y especias. Los franceses lo llevaron a otro nivel con sus versiones secas, pero aquí en España, y especialmente en Cataluña, lo convertimos en un arte. Mezclamos nuestra pasión por las cosas bien hechas y ese toque de buen vivir. 

En la última década ha sido como esa prenda vintage que ahora ha vuelto a la moda y más cool que nunca. 

Ya, ya, menos historia y más chicha, ¿verdad? Pues venga, aquí tienes la ruta definitiva para tomar el vermut en Barcelona como un crack.

 

1. Quimet i Quimet: El Olimpo del Vermut y las Tapas

¿Vas a venir a Barcelona y no vas a probar las tapas de Quimet i Quimet? No, Bunny, eso no puede pasar. Este lugar es una joyita escondida en el barrio del Poble Sec. Es un sitio de esos que te hacen sentir como si en cualquier momento algún Peaky Blinders pudiera entrar por la puerta, con ese aire de los años 20 y un toque de peligro y estilo, donde la comida y el vermut se convierten en una verdadera obra de arte.

Bueno, además de un vermut que podría convencer hasta al más escéptico, tienen una selección de tapas que son pura poesía. Son las típicas pequeñas delicias que te transportan directamente a lo mejor de la gastronomía catalana. Quimet i Quimet se lleva el premio a la «experiencia total»: pides un vermut (y si eres valiente, prueba el vermut de grifo) y te lo acompañas de una tapa tan creativa como deliciosa, como el montadito de salmón con miel y yogur. Y no te vayas sin probar las croquetas de la casa (básicas, pero que nunca decepcionan). El vermut aquí se sirve bien frío y con un toque de naranja que te hace pensar “¿por qué no descubrí esto antes?”

 

2. La Bodegueta de Ca’l Pep: Tradición Catalana con Sabor Local

Si te molan los lugares con ese encanto de toda la vida, La Bodegueta de Ca’l Pep es tu destino. Este sitio lleva años siendo una de las vermuterias más populares de la ciudad. Aquí no hay pretensiones ni postureo, solo buena comida y vermut como debe ser. En este rincón de Gràcia, la tradición catalana brilla con platos preparados con cariño y mucho sabor como los calamares a la romana o las albóndigas con sepia. ¿Y el vermut? Ya sabes: aquí es sagrado. Acompáñalo con una buena tapa y prepárate para hacerle un hueco a esta vermutería en tu lista de imprescindibles.

 

3. Senyor Vermut: Una Buena Sorpresa de Tarragona

Pasemos a algo diferente. En Senyor Vermut, no solo te sirven un vermut de escándalo, sino que además es de elaboración propia. ¿Cómo te quedas? Ellos mismos lo producen en Tarragona, y te lo traen a Barcelona con todo el cariño del mundo. Es un vermut de edición limitada, y en cada ocasión lo envasan con una botella o un diseño diferente. Sí, Bunny, no es el vermut industrial que te sirven en todos lados, no. ¡Aquí sí que se lo curran! Una bebida tan única que te va a sorprender y el lugar tiene un toque vintage que te hace sentir como si estuvieras en un bar de los años 50, con esa atmósfera cálida y acogedora. Además, sus bravas tienen fama de ser de las mejores de la ciudad.

¿Coincidimos?

 

4. Superclassic: Vermut Casero 

Este lugar hace honor a su nombre. Superclassic es todo lo que un amante del vermut podría desear: un local sin pretensiones, vermut casero que te hará dudar de todos los que has probado antes, es aquel lugar donde el vermut no es solo una bebida, sino una forma de vivir. Está escondido en una esquina del Raval, y lo mejor de todo es su terraza. Sí, esa pequeña joyita al aire libre donde puedes sentarte y disfrutar del solete mientras te tomas un buen vermut acompañado de unas olivas rellenas. Superclassic te hará sentir como si fueras uno más del barri y eso, Bunny, es algo que te va a molar 😉

 

5. Bar Casa Almirall: Historia en Cada Sorbo

Si el vermut fuera una novela, Casa Almirall sería uno de sus capítulos más intrigantes. Además del vermut, aquí se despacha la famosa absenta, esa bebida de los artistas y bohemios que querían ver la vida con un toque… diferente. Desde que llegas, la fachada ya te cuenta una historia y cuando cruzas la puerta, empieza el viaje: un espacio íntimo que parece sacado de otra era. Lo primero que atrapa la mirada es el imponente mostrador de mármol, donde descansa una escultura de la Exposición Universal de 1888. Este sitio no es solo para beber, Bunny; es un templo para sentirte como un maldito poeta de finales del XIX (¡aunque intenta no acabar perdido entre versos y absenta!). Eso sí, el vermut sigue siendo el protagonista. Pide uno, déjate llevar, y prepárate para viajar en el tiempo sin moverte del taburete.

 

Bonus track: cómo disfrutar del vermut como un auténtico barcelonés

Antes de lanzarte a explorar esta lista, aquí van un par de verdades. Uno: el vermut no se toma solo. Siempre va con algo para picar, ya sea unas olivas, unas bravas o unas anchoas de las buenas. Dos: esto no va de correr. Hacer el vermut es un arte lento, relajado, más sobre disfrutar el momento que sobre la bebida en sí. Y tres: huye de los lugares de postal. Confía en esta lista, aquí se juega en otra liga.

Así que ya lo sabes, Bunny: si de verdad quieres sentir Barcelona en las venas, aparca la Sagrada Familia por un rato y lánzate a recorrer estas vermuterías. Porque sí, Gaudí es arte, pero una copa de vermut bien servida un domingo, es lo que te conecta con la auténtica esencia de esta ciudad.

¿Nos vemos en alguna de estas barras? 

Salud y bon profit 😉